Jim, junto con sus amigos Mickey, Pedro, Neutron y Bobby, son los chicos malos de la clase del padre McNulty, en la escuela católica del barrio. Llevan uniformes sucios, hacen travesuras y nunca se arrepienten; esnifan productos de limpieza, miran fotos pornográficas y participan en pequeños hurtos. Lo único que mantiene a Jim a flote son sus diarios, un puñado de páginas escritas a modo de confesión que le sirven como medio de supervivencia cuando incluso la prostitución empieza a formar también parte de su vida.
I a mí me costa deixarme de fumar...